De todos modos tengo que inventar algo, como que me llamo Guillotin, y como que debo hacer, y haré, honor a mi linaje. Estirpe de inventores, creadores e ingenieros.
Pero todo este esfuerzo no me cunde, no me rinde. Esta vida mía no fluye por su cauce. Las horas en el taller se hacen eternas, cada día es un mundo y los brutos de mis compañeros, no entienden nada.
Y donde mi alma realmente halla paz y sosiego, es en la rima, y es en la estrofa. Y es en la dulce compañia de la lira y del soneto.
¡Como no invente el verso alejandrino!
Mi abuelo dice que si vuelve a verme paseando con Jean Jackes, pasará mi cuello por el filo de su artilugio. Allá él, pues lo que vengo siendo yo, voy a dejarme llevar.